
Tres años después de acceder al Trono, el
nuevo faraón restableció el culto tradicional y, consiguientemente, el
poderío de los sacerdotes de Amón, seriamente debilitado en el reinado
anterior; al mismo tiempo, devolvió la capitalidad a Tebas, abandonando
la capital creada por Akenatón en Amarna; y para simbolizar estos
cambios, sustituyó su propio nombre por el de Tutankamón (que significa
«la viva imagen de Amón).
El reinado de
Tutankamón no tuvo otro significado que este restablecimiento del orden
tradicional del Egipto faraónico, bajo la influencia de los sacerdotes y
generales conservadores. Tutankamón murió cuando sólo contaba 18 años y
llevaba seis de reinado, probablemente en un motín palaciego. Debe su
fama a que su tumba fue la única sepultura del Valle de los Reyes que
llegó sin saquear hasta la edad contemporánea; su descubrimiento por
Howard Carter en 1922 constituyó un acontecimiento arqueológico mundial,
mostrando el esplendor y la riqueza de las tumbas reales.
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